7.31.2007

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4

Las superficies ásperas se involucran con todos los oficios del ojo, las manos saben pensar y les da miedo. En la oscuridad se toca, se palpa. Así debe ser en la ciudad, de noche y de día. Es sencillo, tocar es más profundo que pensar en el cielo, desde el cielo y para el cielo. El alma es lo más tocable, y como se ha creído lo contrario, es nuestra cárcel. El dedo en la llaga es una mentira; las manos no tocan llagas, son llagas. Tocar un tema sin un cuerpo no es nada. Con cuidado caminas por las vías que llevan a un lugar seguro: la razón. Guarda el jardín en un sombrero y nunca te lo pongas. Salí a escribir y olvide todo, que importa si nada de eso era escritura. Quien sabe... el día siguiente el mismo día será y todo va a reventar.



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A pesar de un estorbo se escribe la sangre. Ninguna lagrima esta en la profundidad. Cuando un día salga como si fuera de noche gritaré un himno irreconocible. Solo en un espacio reducido platicar se convierte en una guerra. En la condición de una ser humano estoy riendo. En el espacio aparece un rito que no tiene nada que ver con el complejo de un dios muerto. Quien no ha tragado un día es porque no ha percibido un sueño ajeno lleno de penas. Sabré cuando tenga que olvidar. Escribir es olvidar.





3



Esto es lo que algún día podremos comprobar para reírnos y también para flotar en la ironía. En algún planeta reposamos como si no hubiese cambiado nada. Con la conflagración se acuesta un pálido sueño. Para saber hay que probar la noche, el día es una mala copia. En la cuidad el castigo sale por las cloacas y en forma de olor. Nuestros desechos son lo mismo que nuestras edificaciones. Sepan que en el centro de una vida cotidiana esta otra cotidianidad. Aquí la mala racha se vive en rachas y siempre quiero que sea así.