5.19.2011

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La ligereza que apunta a la profundidad. Tras un sonido constante que por ser contante se borra. Como el palpitar del corazón. Que nunca se repite, pero que lo asumimos como repetición y se pierde, se asemeja y se convierte en uno mismo. Monótono que no es monótono pero que de alguna manera hemos decidido que así lo sea. Y se extiende del palpitar al mismo amanecer y a la noche. Estamos solos y la compañía es un juego que si lo decidimos resulta agradable. Escucho tus palabras y me arrullan. Tu mirada que me dice más cosas que tu boca. Esa actitud de controlar todo es cansada, pesada. Si tan solo dejara el caos tranquilo, y fluir en él, por que soy parte de él. Caminar sobre las piedras no duele mas, son el apoyo y el laberinto de estar tranquilo.