5.20.2007

paz y amor

Para un hombre su objeto de deseo, bien puede ser un carro o una mujer. Pese a que se diga por ahí que la mujer no es objeto sexual. Claro que es objeto sexual, lo grave es creer que es objeto sexual en sí. Es decir, es objeto para alguien y no en sí o por si misma; es objeto y sujeto. De ninguna manera esto es privativo de la mujer, el hombre también es objeto y sujeto. Este objeto sexual, no es ella o él, es “el otro”; nuestro semejante, otra autoconciencia. Esta es la peculiaridad de este tipo de deseo. Al ser el objeto un semejante, sabemos que no es cosa (carro, ropa, casa. etc.), su posesión total es imposible. El amante en cualquier momento puede abandonar y en el peor de los casos abandona involuntariamente, por su muerte. El placer entre amantes desembocará en un dolor. Por eso no entiendo cómo desear amor y paz al mismo tiempo. ¿Cómo va haber paz donde hay amor? El amor es movimiento, violencia (aunque no por sí mismo y por tanto no en todos los casos). No por nada el dicho reza: en la guerra y en el amor todo se vale. ¿Cómo entonces es que se pretende tener paz y amor? La paz y el amor es otra forma de querer el falso equilibrio. Pero a este le falta que no le falte; niega su realidad humana. Los muertos no sienten amor ¿Por qué ese afán de concebir al amor en un muerto? ¿No es la paz inmovilidad, como lo es cualquier muerto? Hay otro dicho antiguo que dice: como el lobo ama al cordero, el amante ama al amado (Platón, Fedro ).